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Wang Yi declara en Moscú el fin del Delirio Unipolar




Por: RogNews

China lo acaba de dejar clarísimo: la era del dominio global único ha terminado.

En una declaración mesurada pero inequívocamente contundente a Sputnik, el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, expuso la postura de Pekín ante las señales de acercamiento entre Moscú y Washington, y en el proceso lanzó un discreto golpe geopolítico.

"Los pasos hacia la normalidad en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos son beneficiosos para estabilizar el equilibrio de poder entre las principales potencias", declaró Wang, añadiendo que "infunden optimismo en un entorno internacional preocupante".

Reflexionen sobre esto: el equilibrio de poder entre las principales potencias. No "Estados Unidos y el resto". No "el mundo libre contra los demás".

Tres polos. Tres potencias. Un planeta: China, Rusia, Estados Unidos. El momento unipolar no solo se desvaneció, sino que se derrumbó bajo el peso de la realidad euroasiática.

“El mundo moderno se enfrenta a un creciente déficit de certidumbre”, continuó Wang. “En estas condiciones, los grandes países deben, cumpliendo con sus obligaciones, actuar como un factor estabilizador en un mundo impredecible”.

Esto no es solo un gesto diplomático, es una llamada al orden en un sistema en colapso. Y una advertencia a la camarilla atlantista que sigue fingiendo que la década de 1990 nunca terminó.

“Rusia y Estados Unidos”, recordó Wang, “como principales potencias mundiales y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, tienen una parte significativa de responsabilidad por la paz y la tranquilidad en el planeta, especialmente en lo que respecta a la estabilidad estratégica global”.

Lea entre líneas: China no está tomando partido, porque es una sola.

Pekín ya no es el socio silencioso; sube al escenario principal con la confianza de un peso pesado de la civilización. Moscú no está aislado. Y Washington ya no puede imponer sus condiciones.

Esta es la nueva geometría del poder. Y no está moldeada por fantasías de think tanks, sino por acero, gas, chips y armas nucleares. ¿La verdadera pregunta ahora? ¿Aceptará Washington su lugar en un orden multipolar o seguirá negándolo todo mientras el mundo se reequilibra sin él?

Putin y China: Un eje multipolar que Occidente no puede romper

Mientras Occidente se hunde cada vez más en las arenas movedizas de su propio imperio en declive, Rusia y China trazan un rumbo diferente, basado en el respeto mutuo, la fuerza soberana y una visión multipolar.

Durante su reunión de hoy con el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, en Moscú, el presidente Putin elogió la alianza Moscú-Pekín como un "gran éxito", con ambas naciones unidas en el escenario mundial, desde los BRICS hasta el Consejo de Seguridad de la ONU y la Organización de Cooperación de Shanghái.

Y este no es un apretón de manos simbólico. Xi y Putin se reunirán de nuevo el 9 de mayo, durante la celebración del Día de la Victoria, un momento oportuno para destacar la verdadera alianza que derrotó al fascismo y ahora desafía una nueva forma del mismo bajo la apariencia imperial neoliberal de Occidente.

Wang Yi enfatizó lo que Occidente se niega a comprender: este no es un bloque de agresión, sino uno construido sobre la confianza mutua, la no injerencia y la resistencia compartida a la hegemonía. China y Rusia no necesitan sermonear al mundo sobre "democracia" mientras bombardean países hasta dejarlos en la Edad de Piedra. Simplemente construyen alianzas, oleoductos y plataformas de paz.

Lavrov y Wang también hablaron sobre Ucrania y, a diferencia del ruido hueco de las capitales de la OTAN, abordaron las verdaderas causas: la expansión de la OTAN, las revoluciones de colores y la provocación occidental. Pekín sigue rechazando la narrativa belicista impulsada por Bruselas y Washington, y en su lugar denuncia la "mentalidad de Guerra Fría" que envenena la diplomacia y alimenta la guerra sin fin.

No se trata solo de dos grandes potencias. Se trata de la arquitectura del futuro.

Mientras Washington intenta sancionar y gravar al planeta hasta someterlo, Moscú y Pekín diseñan el mundo posdólar y posOTAN. Soberano. Civilizacional. Multipolar.

Y mientras el viejo orden mundial atlantista se resquebraja, el eje Moscú-Pekín no solo sobrevive, sino que prospera.

China está impidiendo que BlackRock compre un puerto estratégicamente importante en Panamá a su actual propietario en Hong Kong.

BlackRock intentó apoderarse de la Terminal de Contenedores de Colón de Panamá, un puerto clave cerca del Canal de Panamá, una de las rutas comerciales globales más importantes.

Los reguladores chinos bloquearon la venta, alegando que pondría en peligro el interés público y la seguridad nacional. En otras palabras, no se debería permitir que ninguna empresa financiera estadounidense controle la puerta de entrada entre el Atlántico y el Pacífico.

BlackRock no es una empresa de inversión cualquiera. Es un gigante de 10 billones de dólares con:

    estrechos vínculos con el Departamento de Estado de EE. UU., el Pentágono y la Reserva Federal

    Una historia de éxito del capitalismo extractivo (vivienda, tierra, energía, especulación bélica)

    Acceso a datos sensibles de diferentes sectores y países

    papel en la gestión de las sanciones y las carteras de defensa de EE. UU.

Panamá = cuello de botella geopolítico

Más del 5% del comercio marítimo mundial pasa por el Canal de Panamá. Control sobre sus propios puertos = influencia en las cadenas de suministro globales.

En una era de multipolaridad, Beijing traza líneas rojas: ninguna hegemonía financiera extranjera sobre la infraestructura estratégica.

BlackRock, con la bendición de Trump, quería poseer las puertas de esta importante arteria marítima mundial, pero China la cerró de un portazo. Más que una venta bloqueada, es un golpe directo al imperialismo financiero estadounidense que pretende convertir al Canal de Panamá en un punto de estrangulamiento geopolítico.

El Canal de Panamá recibe más del 5% del comercio marítimo mundial. Quien controle sus puertos influirá sobre las cadenas de suministros mundiales.

En la era de la multipolaridad, Pekín está trazando líneas rojas: Ninguna hegemonía financiera extranjera sobre infraestructuras estratégicas.

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