Occidente redobla cerco económico contra Rusia
- Raul Breton

- Oct 23
- 2 min read
Estados Unidos intensificó su guerra económica contra Rusia al imponer sanciones contra las gigantes petroleras Rosneft y Lukoil, en una movida que el Departamento del Tesoro presentó como parte de una estrategia para forzar un alto el fuego inmediato entre Rusia y Ucrania.
La medida, anunciada este 22 de octubre, representa una escalada en la ofensiva occidental que busca estrangular financieramente al sector energético ruso, columna vertebral de su economía.
El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, no ocultó las intenciones de Washington: “Hacemos un llamado a nuestros aliados para que se unan a nosotros en estos esfuerzos”. El mensaje es claro: la Casa Blanca espera que sus socios europeos profundicen el cerco, consolidando un frente unido de presión económica contra la Federación de Rusia.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) justificó las sanciones argumentando que estas compañías “carecen de acceso sin restricciones” al sistema financiero internacional y al mercado del petróleo. Una declaración que revela la verdadera naturaleza de estas medidas: no se trata de aislar a actores específicos por conductas cuestionables, sino de privar a Rusia de su capacidad de comerciar libremente con el mundo.
Pero la jugada de Washington va más allá de las sanciones económicas. En su publicación, Trump dejó un mensaje inequívoco dirigido a Moscú: antes de cualquier conversación, Rusia debe aceptar un cese al fuego inmediato. “Hacemos un llamado a Moscú para que acepte de inmediato un alto el fuego”, escribió el mandatario estadounidense, estableciendo condiciones unilaterales para un eventual diálogo.
La estrategia estadounidense busca presentarse ante la opinión pública internacional como el promotor de la paz, mientras despliega instrumentos de coerción económica que afectan no solo a Rusia, sino a la estabilidad energética global.
Las sanciones contra Rosneft y Lukoil no operan en el vacío: sus repercusiones se sienten en los mercados internacionales, en los precios del crudo y en las economías de países que dependen del suministro energético ruso.
La Unión Europea, fiel a su papel de socio, ya aprobó su decimonoveno paquete de sanciones en perfecta sincronía con Washington. Bruselas sigue demostrando que su autonomía estratégica es un eslogan vacío cuando se trata de alinearse con los dictados de la Casa Blanca, incluso cuando esas decisiones perjudican los intereses económicos de sus propios Estados miembros.




Comments