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La Feria del Libro

Por Raúl Bretó

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Ser amante de la cultura es barato. No existe entretenimiento más sano y útil que el explorar los amplios ámbitos culturales que se manifiestan de diferentes formas. Ayer, en la Feria del Libro, asistí a una conferencia sobre geopolítica aplicada a la historia de nuestro país, impartida por el gran Iván Gatón. Luego participé en un coloquio dirigido por Chiqui Vicioso sobre los cuentos de la escritora argentina Blanca Salcedo, presente en la Sala Ravelo. Tras un recorrido por toda la Feria, notar la excelente organización y los cómodos precios de muchos libros, disfruté un exquisito concierto de violín luego de presenciar una obra callejera de jóvenes actores que relataron la cronología de la historia de la humanidad por medio de grandes obras literarias. Aproveché que el Museo de Arte Moderno está con sus puertas de par en par para ver por enésima vez la excelsa colección abstracta de Elsa Núñez, un acto hipnótico que, salvando las distancias, hace recordar las obras de Vicent Van Gogh. También me armé de valor para tomarme una foto con la susodicha mata ganadora de la más reciente Bienal (Keko Jones). Entré a la Cinemateca ‘a lo que coja mi bon’ y vaya sorpresa: un documental sobre el golpe de estado a Bosch (mi querido don Juan).Terminé la noche en el Bar Juan Lockward con un hermoso concierto de trovadores encabezado por mi compañero de tenis y amigo Claudio Cohen. Gasté 150 pesos, porque no soy de comer pizzas de masa congelada, ni hamburguesas de carne de dudosa procedencia, ni hot dog de salchichas preñadas de colorantes. Recordé aquello que una vez dijo Fernando Savater: Mientras más inculta es una persona, más dinero necesita para entretenerse. Vale la pena asistir a la Feria del Libro.

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