El futuro ha de venir en primavera
- Raul Breton
- Mar 20
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Por: Raúl Bretón

Técnicamente comenzó la primavera. Para nosotros los tropicales, la primavera es un verano ligero y amable, mientras que el invierno un periodo de noches agradables. Es lo que nos ha tocado por los caprichos de los movimientos de inclinación del eje terrestre. Para muchos, una bendición el tener un eterno verano, para otros una maldición no poder ser testigos de los cambios estacionales. La primavera siempre ha sido relacionada con el optimismo. Si el invierno se vincula a la tristeza y el otoño a lo crepuscular, la primavera, quizás por ser la alfombra roja que dirige a las puertas del verano, con sus días más largos que las noches tras el paso del equinoccio, siempre ha ido de la mano con la resurrección, la euforia y la ilusión, en donde la naturaleza juega un papel determinante con el reverdecimiento de las plantas. No es mala idea embriagarse de optimismo tras un largo periodo de despropósitos, fracasos e infortunios que nos ha pasado en el pasado reciente. No viene mal un baño de esperanzas que sirva como bálsamo a nuestra salud mental tras los desapacibles momentos vividos. Como decía mi amigo Raúl Reina: “Por más ingrato que sea el momento, apuesta hasta el último centavo que tengas a que el sol saldrá mañana”.
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